Amor En El Más Allá.
—Eh... gracias por venir. -interrumpió, Carina.
Yo la miré a sus ojos y ella a los míos.
<<No puedo sentir algo por Sebastián. Simplemente no, ¡Carina por Dios no podes sentir algo por alguien... vivo!>>. Pensó, Carina hacia sus adentros.
—¿Cómo sabías que estaba acá? -preguntó, Carina.
—Busqué por todos los rincones. -sonreí. Algo me dijo que estabas acá y ese algo no se equivocó.
—Ahora lo único que falta es que tengas instintos femeninos. -rió.
—Ey. -reí. ¿Estás mejor? -pregunté.
—Un poco, sí. Estar con vos me hace bien. -respondió.
—¿Si?
—Sí... tenes algo especial que me hace sentir bien.
—Vos también. -dije.
—Será mejor que encontremos la forma de que despiertes del coma. -dijo, Carina.
—No quiero. -dije, sin pensarlo.
—¿Qué? -preguntó, Carina.
—No que... todavía no quiero despertarme, quiero averiguar algo más de Alejandro. -respondí.
—Sebastián, tu hermana te necesita. No podes simplemente decir "todavía no quiero despertarme". -dijo.
—Es que quiero ayudarte. -dije.
—Vos ya me estás ayudando, solo con verme me das una gran ayuda. -sonríe.
Yo solamente la miré. Su sonrisa es tan hermosa.
—¿Qué me queres decir? -preguntó, Carina.
—¿Qué? -pregunté.
—Te quedaste pensando en algo viéndome, estabas pensando algo de mí. ¿Qué pensabas?
—Nada...
—Sebastián... -insistió.
—Me quedé pensando en... en tu sonrisa, es muy bonita.
—Gracias. -sonríe. Nunca nadie me había dicho eso.
—¿No? Es raro porque...
—¿Por qué? -interrumpió.
—Porque sos hermosa y no creo que... -me callé.
—¿Pensás qué soy hermosa? -preguntó, sonriendo aún más.
—Muy. -agregué.
¿Sebastián qué estás haciendo? Esto está mal. No sé que en momento me acerqué a ella y agarré su mano, pero en ese momento Carina empezó a perder el color.
—¿Qué pasa? -preguntó, Carina.
—Estás perdiendo el color de nuevo. -respondí.
Carina miró sus manos y vio que poco a poco perdían el color.
—Otra vez no. -dijo, agarrándose la cabeza.
De golpe, Carina se levantó del sillón y algo la empezó a tirar hacia atrás.
—Ayudame, no quiero ir a ese lugar oscuro. Por favor. -pidió, Carina.
—Tranquila. -dije y me levanté. Trata de tranquilizarte.
—No puedo, Sebastián por favor hace que el dolor pare.
—¿Qué sentís? -pregunté.
—Siento un dolor en el pecho.
Sin pensarlo en el momento que ella iba a desaparecer tomé su mano rápidamente. Carina me abrazó y yo a ella; en cuestión de segundos comenzó a llorar.
Continuará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario