sábado, 13 de septiembre de 2014

"Capítulo 9".

                                                        Amor En El Más Allá. 

—¿Qué? -preguntó, asombrado. No, no... ¿Qué decís?
—¿Estás seguro? -preguntó, Sol.
—Segurísimo. -respondió, Sebastián.
—Bien... -dijo y se fue.

<<¡Mamá! Gritaba pero no me escuchaba. No puedo ver, no puedo moverme, no puedo>>. Dijo, Carina. <<Una luz brillante iluminó mis ojos, y de esa luz salió mi abuela>>.

—Cari, vení. Ya es hora. -dijo, dando su mano.
—¿Hora de qué, abuela? -preguntó, Carina.
—Hora de estar en paz, hora de cruzar. -respondió.

<<Iba a darle mi mano pero la voz de mi mamá me interrumpió>>.

—Lucha, hija. No te des por vencida. Yo sé que vos podes. -dijo, llorando. No te vayas, hacelo por tus hermanos, hacelo por mí... yo sé que me escuchas.

<<Observé la mano de mi abuela y la miré a los ojos>>.

—Perdón, perdón pero no puedo... necesito quedarme. -dijo, Carina.
—Tranquila, yo te entiendo. Cuando estés lista... yo te voy a estar esperando.

<<Mi abuela caminó hacia la luz pero antes le pregunté>>.

—Abuela... -dijo, Carina.
—¿Si?
—¿Qué es lo que está pasando? -preguntó.
—Tenes que tener paciencia, como dijo Sebastián. -sonríe. Cuidate.

<<Ella se dio vuelta para seguir caminando pero nuevamente la llamé>>.

—Abuela...
—¿Qué, hermosa? -preguntó.

<<Corrí hacia ella y la abracé>>.

—Te extraño. -dijo, Carina llorando.
—Yo también te extraño, te extraño mucho a vos, a tu mamá y a tus hermanos. -dijo, abrazándola. En un futuro te prometo que nos volveremos a encontrar. -sonríe. Cuidate, chiquita.

<<Depositó un beso en mi frente y siguió su camino. ¿Por qué me vino a buscar? ¿Por qué escucho la voz de mi mamá? Cada vez entiendo menos. Sebastián ¿Dónde estás?>>.

Mientras tanto, en la casa de Sebastián...

—¿Qué queres para cenar? -preguntó, Sebastián.
—Unas milanesas con puré. -respondió, Sol.

En ese momento la puerta de la habitación de Sebastián se cerró sola.

—Quedate acá. -dijo, Sebastián.

Al entrar a la habitación vio a Carina sentada en la punta de la cama.

—¿Qué pasó? ¿Te sentís bien? -preguntó, Sebastián.
—Mi abuela... en ese lugar estaba mi abuela. -dijo, Carina. Me dijo que era la hora de cruzar, de estar en paz.
—¿Viste la luz? -preguntó, Sebastián.
—Sí, justo cuando le iba a dar la mano a mi abuela, escuché la voz de mi mamá. -contestó. Por eso no crucé. Me decía que luche, que luche por ella y por mis hermanos.
—¿Le preguntaste qué estaba pasando? -preguntó.
—Sí... pero me dijo lo mismo que me decís vos, que tengo que tener paciencia.
—No entiendo, ¿por qué escuchas a tu mamá? ¿Por qué de un momento a otro se van tus colores y desapareces?
—No sé... pero cada vez que me pasa eso veo la luz.
 —¿Y por qué no cruzas? -preguntó, Sebastián.
—Por vos. -respondió, Carina.

                                                                 Continuará...

viernes, 12 de septiembre de 2014

"Capítulo 8".

                                                      Amor En El Más Allá.

—¿Qué? -preguntó, asombrado. ¿Cómo es posible?
—No sé. -dijo, llorando. No puedo más, Sebastian. Esto no tiene fin.
—Ey, bonita no llores. Todo va a salir bien, tenes que tener paciencia como ya te lo dije. -dijo, Sebastián.

Mientras en la casa de Alejandro...

—¡Tanto tiempo! -dijo, al teléfono.
—¿Qué queres? -preguntó, una mujer.
—Hola, yo ando muy bien ¿Vos? -preguntó, Alejandro. ¿Esa es manera de hablarle al que fue tu yerno?
—Vos nunca la amaste a mi hija. -dijo, la mujer.
—Pero, Lili ¿Cómo vas a decir una cosa así?
—Mi hija está así por tu culpa. -dijo, enojada. Vas a caer Alejandro, yo sé que vas a caer. -dijo y cortó.

Mientras en la casa de Sebastián...

—Trata de recordar a algún familiar, algo. -dijo, Sebastián. Decime algún dato que te acuerdes.
—Sé que vivía en una avenida...
—Hace un esfuerzo. -dijo, Sebastián.

Nuevamente a Carina se le fue el color y aparecieron los empujones hacia atrás.

—¡No, no otra vez! -gritó, Carina.

Dicho a eso desapareció.

<<Después de esos empujones volví al mismo lugar, un lugar oscuro, donde sólo podía escuchar>>. Dijo Carina. <<Estaba tan asustada que no sabía que hacer, no aguantaba más esta tortura. Solo quiero un poco de paz, nada mas>>.

—Hija, mi amor. Tenes que ser fuerte, vas a salir de esta. Yo sé que vas a salir adelante. -dijo, Liliana llorando.
—¿Mamá? -preguntó, Carina.

<<No entiendo, ¡no entiendo nada! Quiero salir, quiero ver pero no puedo. Intento, intento, e intento... pero no puedo>>.

Mientras tanto, en la casa de Sebastián...

—Sebas, nosotros tenemos una charla pendiente. -dijo, Sol.
—Sí, ya sé. Termino unas cosas y hablamos. -respondió, Sebastián.
—Yo sólo quiero preguntarte algo...
—Decime. -dijo, Sebastián.

Sol lo miró y se quedó callada.

—Deja, no es nada. -contestó, Sol.
—No, decime.
—No, no... no es importante, es una pavada. -dijo y se fue.
—Ay, Carina... ¿Dónde estás? Me preocupas... -dijo, Sebastián.

Al cabo de unos minutos, Sol volvió a la habitación de su hermano.

—Sebastián, ¿puedo preguntarte algo? -preguntó, Sol.
—Por supuesto. -contestó, Sebastián.
—Vos... ¿Vos te enamoraste de la chica fantasma? -preguntó.

                                                Continuará...

viernes, 5 de septiembre de 2014

"Capítulo 7".

                                                      Amor En El Más Allá.

Alejandro tomó sus cosas y se fue de su despacho. Mientras que Sebastián estaba en su casa hablando con Carina.

—¿No recordas dónde vivís? ¿Nada? -preguntó, Sebastián.
—No, no puedo recordar. -dijo, triste. Hay tantas preguntas en mi cabeza. No entiendo porqué Alejandro me usó, ¿para qué? Por plata no va a hacer porque no vengo de una familia con dinero.
—Creeme, con el tiempo vas a ir recordando. Tenes que tener paciencia...
—¡Pero no puedo! ¡No puedo tener tanta paciencia! ¿Sabes qué se siente estar muerta? ¿Qué no recuerdes nada? ¡¿Sabes lo horrible que se siente?! -gritó.
—Daría lo que fuera por hacerte recordar... -se agarra la cabeza. Pero no puedo...
—Sebastián, ¿qué me está pasando?

Sebastián levantó la mirada y vio que Carina perdía el color.

—¿Qué me está pasando? -preguntó, nuevamente. ¡Ay!

En ese momento algo empezó a empujar a Carina hacia atrás.

—¡No! ¡Ayudame, Sebastián! -dijo y de golpe desapareció.
—¡Carina! -gritó. Carina por favor aparecé... por favor. -rogó.

Ya era lunes por la mañana y Sebastián no había visto desde aquella noche a Carina. No sabía si había cruzado, no sabía si estaba bien, no sabía nada de ella.

—Sebas... -dijo, Sol. Vos sabes que no me gusta meterme con... tus espíritus pero tenes que tranquilizarte.
—No puedo, no sé si está bien, si necesita mi ayuda. -se toca la cabeza. Creo que...
—¿Qué...?
—No nada. -dijo, nervioso.
—Estás nervioso, ¿qué te pasa?
—Nada, estoy bien. -respondió.
—¡Sebastián Estevanez decime qué te pasa! -dijo, Sol.
—¡Sebastián! -gritó, Carina.
—¡Carina! -dijo, feliz. ¿Qué te pasó? ¿Estás bien? -preguntó, Sebastián.
—Sí, estoy bien pero...
—Yo los dejo solos. -dijo, Sol.
—Estaba en un lugar oscuro, ¿qué significa eso? -preguntó, Carina.
—¿Un lugar oscuro? ¿Estás segura? -preguntó, Sebastián.
—Sí, era un lugar oscuro y... -dijo y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Ey, ¿qué pasa? ¿Pasó algo malo? -dijo, preocupado.
—En ese lugar oscuro yo... escuchaba la voz de mi mamá. -respondió, triste.

                                                           Continuará...