Amor En El Más Allá.
Alejandro rió una vez más y Carina desapareció.
Narra Sebastián...
Estaba en mi casa, sacando un par de cuentas para pagar cuando de repente siento a alguien que me tocaba el hombro. Me di vuelta y ahí estaba Carina.
Pero algo había pasado, estaba extraña.
—¿Qué pasó? -pregunté.
—Alejandro me usó. -dijo, triste. Fui una estúpida en creer en él.
—¿Cómo que te usó?
—Sí, me usó. No sé porqué, y después hablaron de una llamada. Yo escuché esa llamada, recordé algo pero no todo.
—¿Qué recordaste? -pregunté.
—Recordé la llamada, pero no decía mucho. Alejandro decía que me iba a llevar a un parque y que luego me iba a hacer algo pero ahí terminó mi recuerdo. -contestó, algo alterada.
—Espera, tranquilizate. -dije.
—Quiero recordar todo pero no puedo. -contestó, Carina. ¡¿Por qué no puedo recordar nada?!
Gritó y todas las luces se fueron.
—Ey, tranquila. -dije.
Tenía ganas de abrazarla, de contenerla, de cuidarla, tenía ganas de tenerla en mis brazos pero no podíamos. La muerte nos separaba.
—Cari, te tenes que tranquilizar. -dije. Por favor.
—Está bien... -rió. Es la primera vez que me dijiste "Cari".
—Tenes razón. -reí. Pero es más lindo llamarte así que por tu nombre, queda muy... distante.
—Escuchame, nunca me llames "Carinita", odio que me llamen así.
—Está bien, Carinita. -reí.
—No seas malo. -rió. Tonto.
—Carinita.
—¡Basta! Deja de cargarme. -dijo, riendo.
—Está bien, está bien. -contesté.
Cuenta el narrador...
Alejandro ya en su despacho, llamó a alguien y empezó a hablar de Natalia.
—Voy a hacer lo mismo que hice con Carina (...) confía en mí, yo sé lo que hago (...) ¿Dónde está el arma? (...) okey, nos vemos allá. -dijo y cortó. Ay, Natalia ay, Natalia.
Alejandro agarró fotos de su cajón y sacó un par de fotos.
—No sabes lo que te espera. -dijo, viendo fotos de Natalia. Sos una estúpida... igual que Carina.
Continuará...
jueves, 24 de julio de 2014
miércoles, 9 de julio de 2014
"Capítulo 5".
Amor En El Más Allá.
—No entiendo nada. -dijo, Carina.
Notaba que ella estaba mal y varias lágrimas rodaron por su rostro. No aguantaba verla mal, me acerqué a ella y hablé.
—Tranquila, con el tiempo vas a entender todo. -dije. Tenes que tener paciencia.
Ella me miró y yo a ella. Me había quedado perdido en sus ojos.
—Eh... -habló y secó sus lágrimas. Tenes razón, necesito tiempo.
—Tiempo al tiempo. -sonreí.
—Tiempo al tiempo. -repitió y sonrió.
Cuenta el narrador...
Días después, Carina estaba en el despacho de Alejandro viendo y escuchando todo lo que pasaba. No podía creer que Alejandro haya hecho eso.
—Vos sabes que Carina nunca significó nada para mi. -dijo, Alejandro.
—¡Imbécil! -gritó, Carina.
—Ahora no te tenes que equivocar de nuevo. -dijo, el hombre. Si no fuera por tu error nadie sabría que Carina está muerta.
—Yo no me equivoqué, ella fue la que escuchó la llamada. -dijo, Alejandro.
—Vos pensaste que no había nadie en la empresa pero te equivocaste. -respondió, el hombre.
—Está bien, ese error fue mío. Pero la muy estúpida volvió para buscarme y escuchó todo. -dijo, Alejandro.
Flashback.
<<Volvía para buscar a Alejandro, le tenía que decir un par de cosas. Bajé de mi auto y me dirigí a la empresa, al entrar fui a su oficina y escuché que él estaba hablando por teléfono. Mi instinto me dijo que escuche y lo hice.
—No hay nadie, solo estoy yo. (...) sí, estoy seguro (...) invitaré a Carina a un parque (...) sí, haré todo bien (...) estaré unos minutos con ella y luego ya sabes...>>.
Fin del flashback.
<<¿Por qué no podía recordar lo que dijo? Quería pero no podía.>>. Pensó Carina.
—Carina está muerta, caso cerrado. -dijo, Alejandro. Nadie va a saber lo que hice.
—¿Qué pasa si lo averiguan? .preguntó, el hombre.
—Confía en mí. Nadie lo va a saber.
Siguieron hablando un poco más y luego ese hombre se fue.
—¡No puedo creer qué yo haya confiado en vos! -gritó, Carina.
Unas hojas que estaban arriba de la mesa se movieron.
—¡¿Cómo fui tan estúpida?! ¡Me usaste, nunca signifiqué nada para vos! -gritó, nuevamente.
El vaso que estaba lleno de agua se cayó, manchando algunas hojas.
—¿Carina? ¿Sos vos? -preguntó, Alejandro.
—¡Estúpido! -gritó.
El vaso se elevó y fue directo hacia la pared, haciendo que se rompiera en mil pedazos.
—Sos una estúpida, siempre lo fuiste. -dijo, Alejandro. ¿Pensás qué yo me iba a fijar en vos? Estás equivocada, nunca estuviste a mí alcance.
—¡Callate! -gritó, Carina.
Las hojas que estaban allí se elevaron y se desparramaron.
—Mi cielo, ¿por qué sos así conmigo? -preguntó, Alejandro. ¿Qué te hice?
—¡Callate, imbécil! -gritó, Carina.
—¿Me estás hablando? No te escucho, mi cielo. -ríe. Menos mal que no te escucho ni te veo, verte y escucharte sería una pesadilla.
—¡SOS UNA MIERDA! -gritó, furiosa.
Las luces explotaron y la lámpara gigante que había en la oficina se cayó, quedando totalmente a oscuras.
—Tranquilizate. -dijo, Alejandro. Que esto recién empieza. -ríe.
Continuará...
—No entiendo nada. -dijo, Carina.
Notaba que ella estaba mal y varias lágrimas rodaron por su rostro. No aguantaba verla mal, me acerqué a ella y hablé.
—Tranquila, con el tiempo vas a entender todo. -dije. Tenes que tener paciencia.
Ella me miró y yo a ella. Me había quedado perdido en sus ojos.
—Eh... -habló y secó sus lágrimas. Tenes razón, necesito tiempo.
—Tiempo al tiempo. -sonreí.
—Tiempo al tiempo. -repitió y sonrió.
Cuenta el narrador...
Días después, Carina estaba en el despacho de Alejandro viendo y escuchando todo lo que pasaba. No podía creer que Alejandro haya hecho eso.
—Vos sabes que Carina nunca significó nada para mi. -dijo, Alejandro.
—¡Imbécil! -gritó, Carina.
—Ahora no te tenes que equivocar de nuevo. -dijo, el hombre. Si no fuera por tu error nadie sabría que Carina está muerta.
—Yo no me equivoqué, ella fue la que escuchó la llamada. -dijo, Alejandro.
—Vos pensaste que no había nadie en la empresa pero te equivocaste. -respondió, el hombre.
—Está bien, ese error fue mío. Pero la muy estúpida volvió para buscarme y escuchó todo. -dijo, Alejandro.
Flashback.
<<Volvía para buscar a Alejandro, le tenía que decir un par de cosas. Bajé de mi auto y me dirigí a la empresa, al entrar fui a su oficina y escuché que él estaba hablando por teléfono. Mi instinto me dijo que escuche y lo hice.
—No hay nadie, solo estoy yo. (...) sí, estoy seguro (...) invitaré a Carina a un parque (...) sí, haré todo bien (...) estaré unos minutos con ella y luego ya sabes...>>.
Fin del flashback.
<<¿Por qué no podía recordar lo que dijo? Quería pero no podía.>>. Pensó Carina.
—Carina está muerta, caso cerrado. -dijo, Alejandro. Nadie va a saber lo que hice.
—¿Qué pasa si lo averiguan? .preguntó, el hombre.
—Confía en mí. Nadie lo va a saber.
Siguieron hablando un poco más y luego ese hombre se fue.
—¡No puedo creer qué yo haya confiado en vos! -gritó, Carina.
Unas hojas que estaban arriba de la mesa se movieron.
—¡¿Cómo fui tan estúpida?! ¡Me usaste, nunca signifiqué nada para vos! -gritó, nuevamente.
El vaso que estaba lleno de agua se cayó, manchando algunas hojas.
—¿Carina? ¿Sos vos? -preguntó, Alejandro.
—¡Estúpido! -gritó.
El vaso se elevó y fue directo hacia la pared, haciendo que se rompiera en mil pedazos.
—Sos una estúpida, siempre lo fuiste. -dijo, Alejandro. ¿Pensás qué yo me iba a fijar en vos? Estás equivocada, nunca estuviste a mí alcance.
—¡Callate! -gritó, Carina.
Las hojas que estaban allí se elevaron y se desparramaron.
—Mi cielo, ¿por qué sos así conmigo? -preguntó, Alejandro. ¿Qué te hice?
—¡Callate, imbécil! -gritó, Carina.
—¿Me estás hablando? No te escucho, mi cielo. -ríe. Menos mal que no te escucho ni te veo, verte y escucharte sería una pesadilla.
—¡SOS UNA MIERDA! -gritó, furiosa.
Las luces explotaron y la lámpara gigante que había en la oficina se cayó, quedando totalmente a oscuras.
—Tranquilizate. -dijo, Alejandro. Que esto recién empieza. -ríe.
Continuará...
martes, 8 de julio de 2014
"Capítulo 4".
Amor En El Más Allá.
¿Mentía o decía la verdad? Miles de preguntas rondaban por mi cabeza, no paraba de pensar en Alejandro, si decía la verdad, ¿por qué mentía? Si mentía, ¿por qué?
—No entiendo. ¿Por qué Alejandro mintió? -preguntó, Carina.
—No lo sé, pero lo voy a averiguar. -contesté.
Cuenta el narrador...
—No, todo está saliendo perfecto (...) nadie está sospechando (...) nadie se va a enterar, te lo prometo (...) ¿La voy a llevar ahí? (...) espera que anoto (...) okey, chau.
Alejandro agarró su teléfono y llamó a su secretaria.
—¿Si, señor? -preguntó, la secretaria.
—Decile a Natalia que venga, por favor. -respondió.
La secretaria llamó a Natalia y la misma fue.
—¿Me llamaba, señor? -preguntó, Natalia.
—Sí. -respondió, Alejandro. Te quiero preguntar algo.
—Usted dirá... -dijo, Natalia.
—¿Te gustaría venir a cenar conmigo? En "El Celler De Can Roca", un hermoso restaurante.
—¿Con usted? -preguntó.
—Sí, conmigo. ¿Algún problema?
—No, solo que me tomó por sorpresa.
—¿Y? ¿Aceptas o no? -preguntó, Alejandro.
—Claro que acepto. -sonríe.
—Te paso a buscar a las nueve. -dijo. Ahora, te podes retirar.
Natalia se marchó y Alejandro se sentó en su asiento. Abrió un cajón y sacó un libro; lo abrió y anotó.
—Natalia Montero. -anotó y suspiró.
Guardó nuevamente el libro y cerró con llave el cajón.
—Otro caramelito para mi. -dijo.
Narra Sebastián...
Al llegar a mi casa, Carina ya no estaba conmigo. No entendí lo que me dijo pero se marchó.
Fui hacia la cocina, me hice algo para comer y me senté en el sillón.
—Alejandro. -exclamó, Carina.
—¿Qué pasó? -pregunté. ¿Recordaste algo?
—No. -respondió. Alejandro esta noche va a llevar a una chica a cenar en el mismo restaurante que me llevó a mi la primera vez, hace un año. -dijo, Carina. Hoy hace un año que Alejandro me invitó a cenar a ese restaurante.
Continuará...
¿Mentía o decía la verdad? Miles de preguntas rondaban por mi cabeza, no paraba de pensar en Alejandro, si decía la verdad, ¿por qué mentía? Si mentía, ¿por qué?
—No entiendo. ¿Por qué Alejandro mintió? -preguntó, Carina.
—No lo sé, pero lo voy a averiguar. -contesté.
Cuenta el narrador...
—No, todo está saliendo perfecto (...) nadie está sospechando (...) nadie se va a enterar, te lo prometo (...) ¿La voy a llevar ahí? (...) espera que anoto (...) okey, chau.
Alejandro agarró su teléfono y llamó a su secretaria.
—¿Si, señor? -preguntó, la secretaria.
—Decile a Natalia que venga, por favor. -respondió.
La secretaria llamó a Natalia y la misma fue.
—¿Me llamaba, señor? -preguntó, Natalia.
—Sí. -respondió, Alejandro. Te quiero preguntar algo.
—Usted dirá... -dijo, Natalia.
—¿Te gustaría venir a cenar conmigo? En "El Celler De Can Roca", un hermoso restaurante.
—¿Con usted? -preguntó.
—Sí, conmigo. ¿Algún problema?
—No, solo que me tomó por sorpresa.
—¿Y? ¿Aceptas o no? -preguntó, Alejandro.
—Claro que acepto. -sonríe.
—Te paso a buscar a las nueve. -dijo. Ahora, te podes retirar.
Natalia se marchó y Alejandro se sentó en su asiento. Abrió un cajón y sacó un libro; lo abrió y anotó.
—Natalia Montero. -anotó y suspiró.
Guardó nuevamente el libro y cerró con llave el cajón.
—Otro caramelito para mi. -dijo.
Narra Sebastián...
Al llegar a mi casa, Carina ya no estaba conmigo. No entendí lo que me dijo pero se marchó.
Fui hacia la cocina, me hice algo para comer y me senté en el sillón.
—Alejandro. -exclamó, Carina.
—¿Qué pasó? -pregunté. ¿Recordaste algo?
—No. -respondió. Alejandro esta noche va a llevar a una chica a cenar en el mismo restaurante que me llevó a mi la primera vez, hace un año. -dijo, Carina. Hoy hace un año que Alejandro me invitó a cenar a ese restaurante.
Continuará...
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